De Gabriela Mistral, El Decáligo del Artista.
I. Amarás la belleza, que es la sombra de Dios sobre el Universo.
II. No hay arte ateo. Aunque no ames al Creador, lo afirmarás creando a
su semejanza.
III. No darás la belleza como cebo para los sentidos, sino como el
natural alimento del alma.
IV. No te será pretexto para la lujuria ni para la vanidad, sino
ejercicio divino.
V. No la buscarás en las ferias ni llevarás tu obra a ellas, porque la
belleza es virgen, y la que está en las ferias no es Ella.
VI. Subirá de tu corazón a tu
canto y te habrá purificado a ti primero.
VII. Tu belleza se llamará también mirsericordia, y consolorá el
corazón de los hombres.
VIII. Darás tu obra como se da un hijo: Restando sangre de tu corazón.
IX. No te será la belleza opio adormecedor, sino vino generoso que te
encienda para la acción, pues si dejas de ser hombre o mujer, dejarás de ser
artista.
X. De toda creación saldrás con
vergüeza, porque fue inferior a tu sueño, e inferior a ese sueño maravilloso de
Dios que es la naturaleza.
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